El orgullo delicado y sutil de las mujeres se nos agota, la delicadeza que teníamos al corregir un acto impropio de nuestro amigo o amante era perfecta, al punto que ellos complacidos nos terminaban dando la razón, así no la tuviéramos. Claro, ellos dirán que lo hacen para darnos gusto… ¿Puede que sea verdad?, pues nosotras queremos eso, que nos den gusto.
Poco racionales por que nuestra sensibilidad innata nos hace perdonar muchas veces deslices que ustedes mismos llaman ilógicos.
Poco pacientes, sin embargo somos nosotras quienes los observamos en silencio mientras disfrutan de un partido de fútbol
Poco económicas, cuando en nuestras manos su dinero aumenta y es bien utilizado para los gastos, mientras que el nuestro se multiplica en un banco.
Hasta quizás nos tilden de un poco tontas y despistadas, cuando somos nosotras quienes llevamos su agenda en nuestras memorias.